Con una obra sobre la obsolescencia obtuvo la Primera Mención de Honor en la Cuarta Versión del Concurso TransparenArte, cuyos ganadores se dieron a conocer ayer. Ha trabajado con jóvenes infractores de la ley y enfermos mentales, donde “los ejercicios y los diálogos son de profunda sinceridad en el encuentro con los materiales, y muy alejados de todo ego propio del mundo de las artes”.
Con una obra que reflexiona sobre la obsolescencia, el artista Alex Mellado (Santiago, 1977) obtuvo la Primera Mención de Honor en la Cuarta Versión del Concurso TransparenArte, cuyos ganadores se dieron a conocer ayer.
La iniciativa, impulsada desde 2013 por la Fundación de Artes Visuales Asociadas (FAVA) en conjunto con el Consejo para la Transparencia, invitó a artistas visuales chilenos -residentes en el país o el exterior, y con obras ya realizadas o inéditas-, a proponer desde su disciplina una reflexión sobre el sentido y el valor de la transparencia en la sociedad.
En esta ocasión, el Primer Lugar fue para Enrique Ramírez con la obra “Así… como la geografía se deshace” (2015). Mellado presentó su obra “La lección de arte, transferencias y residuo” (2015), mientras que la Segunda Mención de Honor fue para Claudio Correa con “La traducción en metal de mil pesos” (2015).
Animitas y laguna mental
Mellado es docente de la Universidad Católica de Temuco (UC). Ha colaborado en los proyectos “Muretes escultóricos para la Plaza Cívica Isla Cautín” (Ministerio de Vivienda y Urbanismo); “Restauración y conservación de la Pinacoteca de la Universidad Católica de Temuco” y “Documentación de obras de la antigua colección de pinturas del Museo Regional de la Araucanía”.
En el año 2010 expuso “Laguna Mental”, proyecto artístico que reflexiona sobre una serie inédita de obras olvidadas en bodegas del Museo Regional de la Araucanía y que constituyen parte importante del patrimonio artístico regional.
Durante el año 2011 expuso el proyecto “Para hablar con los muertos”, una investigación y reflexión pictórica sobre las animitas en la Araucanía, propuesta plástica financiada por el Fondo Nacional de la Cultura y las Artes.
Las diapositivas olvidadas
En esta ocasión, Mellado presentó un montaje sobre vidrio de tres milímetros de 870 diapositivas. Dicho material se encontraba almacenado en repisas del Departamento de Artes de la UCT; muchas de las imágenes correspondían a obras de arte fotografiadas por docentes en distintos viajes por el mundo, con el fin de ser compartidas con los estudiantes.
“Es un material obsoleto, se mantuvo en dicho lugar inventariado y ordenado minuciosamente, por género, estilo, años y autores”, explica. En la actualidad no tenía un sentido funcional práctico, por “la permanente problemáticas de funcionamiento de las máquinas de proyección y su compleja mecánica casi irreparables, más la llegada de las fuentes desde redes digitales”.
Las diapositivas estaban “en estado de reposo en las repisas y posiblemente como postulando a chatarra ‘vintage’”, señala. “Me interesó la poética de ello, en sus diferentes capas. Por un lado como material obsoleto, por otro lado como material histórico y finalmente como fundamento de encuentro con la imagen de generaciones estudiantiles en el área de las artes, desde el margen”.
“La obsolescencia que se aplica a todo dispositivo tecnológico es hoy más perversa que nunca, pues los cambios o actualizaciones de objeto tecnológico son programados de fábrica y validados en nuestro entorno social”, afirma. “Esta vorágine del olvido se encuentra como eje en la propuesta”.
Memoria y marginación
Mellado cita entre sus influencias a poetas como Jorge Teillier y Claudio Bertoni, pero también pintores como el bielorruso Chaim Soutine, el español Antoni Tàpies y el italiano Alberto Burri, “todos en quienes la superficie es alterado con sentidos profundo”.
“Mis temáticas se encuentran entrelazadas con la marginación y la memoria”, dice. “Pienso que Temuco se encuentra marginado frente a lo metropolitano, como también Santiago es ‘marginal’ en un escenario global”.
Para él, este «excentricismo» -en palabras de Adolfo Couve, que por excéntrico entiende “retirado del centro”- es clave en el trabajo creativo, “pues en la orfandad de matriz o referente, se podría proponer desde lo nuevo, desde el engendro, ser un ‘embutido de ángel y bestia’, como dice Parra”.
Herramienta de cambio
Como artista, Mellado ha trabajado con jóvenes infractores de la ley y enfermos mentales. La experiencia del trabajo con los marginados “potencia la idea, pues trabajo en contextos donde el arte se aprecia como una herramienta colaborativa fundamental y de cambio”.
Por ejemplo, sobre su trabajo con pacientes con esquizofrenia del Hospital Regional de Temuco señala que “los ejercicios y los diálogos son de profunda sinceridad en el encuentro con los materiales, y muy alejados de todo ego propio del mundo de las artes”.
Asimismo, respecto a su trabajo con jóvenes infractores señala que para ellos el arte en una oportunidad de conocimiento y encuentro con un mundo interior que transformado en lenguaje plástico podría representar un puente de reencuentro con «los otros».
Mellado entiende el arte como una “herramienta de cambio o transformación en escenarios sociales complejos y marginales”, y cita los versos de «El poeta de este mundo» de Teillier, cuando dice que «tú sabías que la poesía debe ser usual como el cielo que nos desborda,/ que no significa nada si no permite a los hombres acercarse y conocerse./ La poesía debe ser una moneda cotidiana/ y debe estar sobre todas las mesas/ como el canto de la jarra de vino que ilumina los caminos del domingo”.
Periodista: Marco Fajardo
Fuente: elmostrador.cl